Pasa para el fondo y ponte cómod@, hay gente muy maja y bebida fresquita. Estás en mi bitácora donde todo se relativiza, un poquito de ciencia, una pizca de humor, algo de actualidad y bastante sexo, como no.

jueves, 2 de julio de 2009

Supervivientes: Juliane Köpcke

El 24 de diciembre de 1971, Juliane y su madre Maria se dirigieron al aeropuerto de Lima y abordaron un Lockheed Electra OB-R-941, con 93 pasajeros, donde su padre, que allí trabajaba, las esperaba para celebrar la Navidad. El avión ya había traspasado los Andes peruanos y se encontraba volando sobre la Amazonia, cerca del río Ucayali, cuando se desató una fuerte tormenta eléctrica. Un rayo alcanzó al avión, que se desintegró en el aire, a unos 2.000 metros de altitud. Juliane salió despedida del avión, asida a su butaca, y esta cayó sobre las copas de los árboles, cuyas ramas amortiguaron la caida, hasta que terminó en el suelo.

Juliane estuvo inconsciente unas tres horas, y cuando despertó, se encontraba en tierra, sentada sobre su butaca, y rodeada de la más densa selva.

Juliane pasó los siguientes dos días tratando, infructuosamente, de encontrar a su madre, pero lo único que halló fueron los restos calcinados del aparato y los cadáveres de otros pasajeros. Resignada a que nunca más volvería a verla, Juliane decidió aferrarse a la vida y sobrevivir a toda costa. Recordando los consejos de su padre, que le enseñó nociones de cómo orientarse en un lugar desconocido, Juliane empezó a seguir el curso de un arroyo, con la esperanza de que éste la condujera hasta ríos más caudalosos, en donde podría habitar gente. Se había quedado a unos 600 kilómetros de la civilización, y allí había desde cocodrilos que se la querían comer, hasta animales varios y sobretodo y mas mortal, insectos venenosos.

Su padre era un botánico de Colombia (separado, su mujer vivía en Brasil, a donde se dirigía el avión), así que la chica algo sabía de la naturaleza que la rodeaba, que es lo que podía comer, que agua beber, etc... por eso logró salir indemne durante 10 días. De todas maneras, cuando las moscas ya le habían puesto larvas en las heridas, y las picaduras de insectos la tenían medio muerta, se encontró un bote en un río. Cogió la gasolina, se la roció por el cuerpo y logró matar las larvas de las moscas y desinfectar algunas heridas. Cuando regresaron los dueños de la barca la llevaron a un hospital.

Nueve personas mas habían sobrevivido a aquel accidente, pero ninguno sabía de aquella naturaleza. Unos murieron por picaduras de insectos, a otros los devoraron animales, los hay que comieron o bebieron alimentos no aptos para el cuerpo humano.

Una historia increíble que lo es mas si tenemos en cuenta que la niña tenía 17 años!. Hoy en día es zoologa. Aquí teneis una cronica mas extensa, con videos e imágenes

1 comentario:

Pablo Sifre dijo...

Simplemente una experiencia que me gustaría pasar sin duda. Seré muy sádico pero eso te cambia la forma de ver la vida.
10 días allí hay que saber algo, si no es así pasa lo que pasa, mueres en breve.
Voy a leer el link que has puesto, que a mí estas historias me encantan. Gran post, si señor!!
P.D.: La famosa peli de "Viven" idem de lo mismo, ves mirando a tus compañeros a ver cual te comes antes. Gran hecho real, trágico pero como todo, sobreviven los más fuertes.
Después la isla de los famosos y te entra la risa floja, que pena...