Desde mi mesa cojea:
Los adolescentes de ahora no sabéis la suerte que tenéis. Vale que os hostian, lo graban con el móvil y lo cuelgan en el tubo. Vale que vais camino de ser la generación más inculta de la Historia. Vale que, a este paso, heredaréis un planeta al borde del colapso, unos medios de comunicación putrefactos y una democracia en coma, pero, ¿qué me decís del cybersexo?
(...)En mi adolescencia no había webcams ni chats, así que en sexo era analógico o no era. Para mi yo adolescente, internet era como las mamadas: conocía su existencia, pero me resultaba inalcanzable. Hasta que un día, afortunadamente, ambas cosas se democratizaron en mi vida (internet más que las mamadas, eso es verdad).
La generalización de internet revolucionó, entre otras cosas de menor importancia, los hábitos masturbatorios del Primer Mundo. (...) El año pasado, la RAE incluyó en su diccionario la palabra internet, con minúsucula, pero sigue sin aceptar mamada como sinónimo de felación. Será que los académicos usan más la Wikipedia que sus pollas.
Desconozco si existe algún estudio al respecto, pero me gustaría saber cuántos videos de chicas adolescentes masajeándose las tetas ante su webcam flotan por la red. Sex cloud lo llaman. Sexo en la nube. Para mí es una cosa casi mística, porque esas tetas adolescentes no están en ninguna parte y están en todas. Como el Dios de los católicos, pero sin necesidad de fe y con pezones. (......)
Y pienso luego en esa adolescente que, ahora mismo, en alguna parte del mundo, se está desnudado para su novio delante del Messenger, sin saber que el muy cabrón lo está grabando todo para colgarlo luego en la nube. Y pienso que esa chica también morirá, algún día. Pero sus tetas, gracias a Dios, son ya patrimonio de la Humanidad.