No soporto la corbata, ni soporto el saldo de mi cuenta corriente.Tampoco soporto a la directora general, por más que sea una preciosa mujer de 43 años con el cuerpo moldeado a cincel de gimnasio caro. Todo lo que no soporto se desprende de mi sobre la moqueta blanca de su despacho.Un charquito de mala leche se forma entre mis pies.
Cuelga el teléfono con ese desdén de furcia hijadeputa que me vuelve loco. Coge las estadísticas del último trienio entre sus cuidados dedos y se dispone a romperme el espinazo. Manicura para el verdugo.
"Negativo,negativo,negativo" va soltando con su ronca voz..."la económia va mal",barrunto como un imbecil. Deja de hablar, levanta sus ojos del papel y se reclina en su sillón de 3000 euros.
-¿Quieres que te chupe la polla?
Creedme, purita adrenalina.La décima de segundo más gloriosa de mi vida. Angeles y querubínes cantando un "Gloriae", las putas trompetas de Jericó en mi polla, el culmen de los vértigos.
-"¿Si?"...pregunto elevando mis hombros
Ese metro ochenta de mujer entallada en un modelo de Armani se levanta, rodea su mesa de ébano etiope, se sienta en su borde y con el dedo índice me dice que me acerque mientras su sonrisa de loba se incrusta en mi retina. Yo, corderito inocente, me acerco hasta tenerla a un palmo.
-Bájate los pantalones y los calzoncillos...
Me los bajo y quedan arremolinados en mis tobillos...
-¿Listo?
-Uff....Si...
Y entonces su mano atrapa mis huevos estrujándolos. Tira de ellos llevándome hacia ella y me obliga a doblarme.
-Y ahora imbecil...dime ¿quieres que te chupe la polla?
Balbuceé algo parecido a un "nonononononononono..." y subiéndome torpemente los pantalones salí de su despacho...
No soporto que me chupe la polla la directora general. Sobre todo cuando es mi esposa.
Visto en pajilleros
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