Pasa para el fondo y ponte cómod@, hay gente muy maja y bebida fresquita. Estás en mi bitácora donde todo se relativiza, un poquito de ciencia, una pizca de humor, algo de actualidad y bastante sexo, como no.

lunes, 14 de junio de 2010

Jerome Kerviel

Seguramente ninguno de vosotros conozca este nombre y posiblemente sea una de las personas que mas os ha jodido en vuestra vida. Se trata del trader que hizo perder en enero del 2008, 5000 millones de euros a Societe Generale por una serie de operaciones bursatiles. Este hombre está siendo juzgado estos días y encara una pena de cinco años y una multa de 375.000 euros.

¿Que hizo para crear ese agujero y empeorar la mayor crisis mundial de los últimos 100 años? transcribo el texto de elpais.com

Empezó en el departamento de control. Ahí aprendió los mecanismos de los bancos para vigilar a sus propios empleados. Luego saltó a la arena, a comprar y vender en un torbellino de millones que acabó por engullirle. También, según cuenta, a ver el mundo entero reducido a una pantalla de números que subían y bajaban.

"El día de los atentados de Londres, en julio de 2005, yo gané 500.000 euros para el banco gracias a que había operado con acciones de una aseguradora días antes. Era el premio gordo. Y yo estaba encantado. Pero luego me di cuenta de que me estaba divirtiendo con algo que, en el fondo, había matado a personas con unas bombas. Y me fui al baño y vomité", prosigue en la entrevista.

Una de sus prácticas consistía en comprar enormes cantidades de acciones de una empresa, en Tokio o en Hong Kong, y venderlas inmediatamente después, en París o Nueva York, aprovechándose de pequeñísimas diferencias de cotización, a veces de céntimos de euro por acción. Movía enormes sumas de dinero de ida y vuelta porque si no, el beneficio sería ridículo. Los bancos permiten a sus operadores esas transacciones siempre y cuando se cubran las compras con las ventas casi al momento, para evitar riesgos astronómicos.

"Cuando dejé el control y pasé a operar se me cruzaron los cables. No existía otra cosa que el banco. Pensaba en el banco por la mañana y por la noche. No había nada más en mi vida. (...) Cambié de vida. Me separé de mi novia", añade. También comenzó a saltarse las reglas. Compraba grandes paquetes de acciones, pero luego no las vendía inmediatamente. Las aguantaba confiando en su olfato financiero y porque sabía cómo esconderlas. No en vano conocía los controles que se efectuaban para evitarlo. Él mismo se había pasado años vigilando a los demás.
Confió en que el mercado subiera. Pero no preveía (nadie lo preveía) que la economía mundial caminaba hacia el abismo y que las Bolsas caerían durante varios meses. Cuando el mercado fluctuaba, esto es, subía y bajaba, los enjuagues de Kerviel salían adelante. Pero con las Bolsas despeñándose, empujadas por una crisis imparable, era imposible salir ileso. Él mismo lo confesó en la citada entrevista: "Mi problema es que no me di cuenta de que el periodo de las grandes ganancias había llegado a su fin".

Para tapar el inmenso agujero que tenía entre manos, emprendió la huida hacia delante: se embarcó en lo que dentro del mundo bursátil se llama mercado de futuros. Ahí te comprometes, en un plazo determinado, semanas o meses, a vender o comprar un número ingente de acciones. Es como jugar doble, como apostar sobre el ya inestable mercado de valores.

Kerviel arriesgó su mentira a un futurible. Llegó a tener comprometidos 50.000 millones de euros, más de lo que ganaba su banco en 10 años. Una suma que él manejaba en la cuerda floja cuando fue descubierto, el 18 de enero de 2008. El banco comprobó con horror el alcance de la grieta. E intentó arreglarlo todo vendiendo a toda prisa las acciones de Kerviel en un mercado en caída libre, que la decisión a la desesperada de Société Générale, a su vez, contribuyó a hundir un poco más.

2 comentarios:

Güicho dijo...

A este gilipollín no lo conocía. Se ven más a menudo en Londres o New York.

Los especuladores son la plaga más nociva después de los sindicalistas. Para entrar a operar con valores bursátiles habría que imponer una condición: la castración. Los eunucos son menos irresponsables. P.ej., si los mandarines hubieran tenido güevos el imperio chino no habría durado 2000 años.

El farero dijo...

jejejjejeje
Especuladores en potencia somos todos