Pasa para el fondo y ponte cómod@, hay gente muy maja y bebida fresquita. Estás en mi bitácora donde todo se relativiza, un poquito de ciencia, una pizca de humor, algo de actualidad y bastante sexo, como no.

martes, 1 de junio de 2010

Maletas, carreteras y vagones de metro

Érase una vez una maleta situada en una de esas cintas de aeropuerto que tanta rabia nos dan, porque siempre tenemos que esperar a que salgan, y por el Sr. Murphy lo hacen con retraso cuando mas prisa tenemos. Esta maleta no dejaba de dar vueltas sin tener propietario, viendo como compañeras de viaje y fatiga, iban siendo cogidas por sus dueños, con menor o mayor delicadeza, dejándola sola cada poco tiempo, y volviendo a estar acompañada cada vez que el maletero situaba mas bolsas y maletas en cada viaje al avión. Su recorrido era siempre el mismo, ni salía ni entraba, ninguna sorpresa, ningún cambio, eso sí mucha seguridad, sabía lo que iba a hacer en cada momento.
Hay muchos tipos de vías para circular, para comunicarse entre varios puntos, tenemos las autopistas, grandes y  generalmente rectas que conectan  ciudades o zonas de gran interés, después las carreteras nacionales, las antiguas vías de comunicación mas importantes que existían, aquellas que no hace mucho tiempo nos permitían hacer Madrid-Barcelona en 11 horas con la abuela, el perro, 5 maletas, 2 niños y los padres en un seat 127, haciendo escalas en Zaragoza o Lérida (no Lleida como ahora). Despues tenemos las comarcales, que parecen delineadas por un niño en sus primeros pinitos con un rotu carioca en sus dedos, sin embargo deslizan por las montañas, valles y llanuras desconocidas, mostrándonos nuevos rincones por descubrir, fabadas donde te dejan el perolo para que te sirvas, gentes de amabilidad infinita, agua cristalina y aire puro.


Un vagón de metro, un vagón repleto de gente, la gente entra, la gente sale, pero el vagón sigue ahí, realizando su recorrido llevando a unas y otras personas, las que parecen salir del valle de los orkos, las que tienen pintada en la cara una sonrisa, las que regalan miradas que aumentan tu nivel de adrenalina en un segundo, y las que ves su tristeza a flor de piel, fusión de colores, olores, gestos y actitudes ante la vida. Un crisol donde uno se siente abrumado de información si tiene ojos para observar, o solo como en un desierto si se pone la venda al dar al push del vagón.
Maneras de vivir como decía Rosendo y me recordaba Kike. Actitudes ante la vida, es lo que tienen en común los 3 párrafos anteriores, no quiero ser maleta en cinta transportadora (Christel et Al 2010), no quiero ser vagón de metro que hace siempre el mismo recorrido que ve entrar y salir de su vida a gente sin implicarse, y no quiero ser autopista que lleva a todo el mundo a lugares donde está todo el mundo. Quiero diferenciarme, hacer mi camino (Machado et el solito), disfrutar de las grandes cosas y también de los pequeños detalles, del amor, de la risa de mi hijo, de la familia, del sonido del rio de enfrente de mi casa, de la amistad, de un atardecer en la playa, de unos huevos fritos con patatas, del aprecio que recibo, de un buen polvo, o del olor de la jara. Y aunque lo intento, cada día la vida lo pone mas difícil.

Unos amigos nos daban su receta particular para vencer la rutina, para apreciar mas la vida tan corta que tenemos y estrujarla al máximo, algo muy sencillo, pero no tan simple como puede parecer: viaja a la India. Nuestro “tiempo” y “su tiempo” difieren en años, su sonrisa es eterna, su amabilidad y generosidad golean a la nuestra, y ¿cómo es posible, si no saben si esa misma noche van a tener algo para llevarse a la boca? Pues justo por eso, ni mas ni menos.
A pesar de lo que la corriente social y cultural pueda inculcarnos, creo que la felicidad no es proporcional al número de ceros que tengas en tu cuenta corriente, ni tampoco al coche que tengas en el garaje, ni siquiera a la cantidad de viajes a hoteles de 5 estrellas. Basta un sorbo de realidad, un accidente, una enfermedad, una pérdida de un ser querido…para darse cuenta de la fragilidad de esa teoría materialista que anula nuestro lado mas interesante.
Si has llegado hasta aquí posiblemente estés de acuerdo conmigo, ahora bien lo difícil es enfrentarte a esa realidad que nos engulle, a la hipocresía de la gran mayoría de nosotros, y dar ese paso al frente. ¿Cómo? Supongo que “haciendo tu camino”.

3 comentarios:

Kike dijo...

Creo que parte de esa felicidad se debe a que en esas culturas o esas personas (aparte de lo que dices de la escasez de dinero y cosas materiales) ven el accidente, la enfermedad, y la pérdida de un ser querido como lo que es... y asi lo aceptan y lo superan, si tenerse lastima y compadecerse. Se atan al presente, por tanto a la vida, en vez de atarse a un manojo de fantasias llenas de autocompasion que es lo que nosotros hacemos... Por eso nosotros siempre tenemos en la cabeza un "pobrecitos" y ellos dan gracias por cada segundo de vida.
Mi opinion al respecto es que uses la cinta trasportadora, sabiendo que puedes saltar de ella cuando quieras, perderte y cambiar de dueño... Puedes ser vagon de metro, circulando siempre por la misma via pero viendo que las personas que se montan en tu vida van cambiando. Y aprendiendo de ellas, y a la vez sabiendo que en cualquier momento te pueden hacer un graffiti, redecorarte y que te saquen de ese trayecto cotidiano. O una autopista puede ser un maestro, que te acorta el trayecto o aprendizaje. Gracias a ellas puedes llegar antes a los sitio importantes en la vida y dedicar el tiempo ganado a investigar en sitios mas pequeños.
Todo en justo equilibrio... eso es felicidad...
A la pregunta... ¿como?... Be water my friend...(y es una respuesta en serio) jejeje
Kike.

Rosa M dijo...

difiero en todo de ti kike, pero bueno..

Me encanta hacer mi camino contigo amor y tenerte muy cerca para cuando se me olvida eso de "carpe diem"

Kike dijo...

¿en que difieres, ademas de en todo? ¿cual es tu opinion al respecto?