Pasa para el fondo y ponte cómod@, hay gente muy maja y bebida fresquita. Estás en mi bitácora donde todo se relativiza, un poquito de ciencia, una pizca de humor, algo de actualidad y bastante sexo, como no.

miércoles, 20 de febrero de 2008

el test de las golosinas

Del libro "Inteligencia emocional"

Imagine que tiene cuatro años de edad y que alguien le hace la siguiente propuesta: "ahora debo marcharme y regresaré en veinte minutos. Si lo deseas puedes tomarte una golosina pero, si esperas a que vuelva te daré dos". Para un niño de 4 años de edad éste es un verdadero desafío, un microcosmos de la eterna lucha entre el impulso y su represión, entre el id y el ego, entre el deseo y el autocontrol, entre la gratificación y su demora. Y sea cual fuere la decisión que tome el niño, constituye un test que no sólo refleja su carácter sino que también permite determinar la trayectoria probable que seguirá a lo largo de su vida.

WALTER MISCHEL llevó a cabo, en la década de los sesenta, una investigación con preescolares de 4 años de edad a quienes se les planteaba la cuestión que ha terminado demostrando la extraordinaria importancia de refrenar las emociones y demorar los impulsos.

Esto quedó claro doce o catorce años más tarde, cuando la investigación rastreó lo que había sido de aquellos niños, ahora adolescentes. La diferencia emocional y social fue contundente. Los que a los cuatro años de edad habían resistido a la tentación eran socialmente más competentes, mostraban una mayor eficacia personal, eran más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida, adolescentes poco proclives a desmoralizarse, estancarse o experimentar algún tipo de regresión ante las situaciones tensas, no huían de los riesgos sino que los afrontaban e incluso los buscaban, confiaban en sí mismos y en los que también confiaban sus compañeros, adolescentes honrados y responsables que tomaban la iniciativa y se zambullían en todo tipo de proyectos.

En cambio, el tercio aproximado de preescolares que cogió la golosina presentaban una radiografía psicológica más problemática. Eran adolescentes más temerosos de los contactos sociales, más testarudos, más indecisos, más perturbados con las frustraciones, más inclinados a considerarse "malos" o poco merecedores, a caer en la regresión o a quedarse paralizados ante las situaciones tensas, a ser desconfiados, resentidos, celosos y envidiosos, a reaccionar desproporcionadamente y a enzarzarse en toda clase de discusiones y peleas. Y al cabo de todos esos años seguían siendo incapaces de demorar la gratificación


6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿que hubiese hecho yo?si ese experimento lo probaron conmigo,¿de que grupo seria yo?

El farero dijo...

creo del que no lo coge...

Sandra dijo...

No sé lo que hubiera hecho, pero hay que tener en cuenta que para un niño de 4 años, 20 minutos es muuuchooo tiempo

Anónimo dijo...

Joooooooooo
hasta para mi 20 minutos son mucho delante de una golosina, en serio. yo seria de las que se la comen ejejejejej
aunque no me identifico con el perfil de los que se la comen, asi que no se yooooooo

Anónimo dijo...

leo tu mensaje y parece el de una niña pija. a que sssi tia

El farero dijo...

Lo dicho, te metes en unos fregaos tu solo, ya veras Rosa m cuando lo lea,agarrate bien